sábado, 12 de diciembre de 2009

Del comportamiento en los discursos largos

Vale aclarar, para que nuestros amables lectores bieninterpreten, que como el título lo supone, es harto diferente la forma en la que uno debe comportarse como espectador en un discurso largo. Digamos que un discurso corto es una caricia al oído, una risa leve de mujer joven y hermosa o un buen cuento contado por la propia Sherezade. Pero un discurso largo es más bien un culebrón, una mala novela de esas prefabricadas que escriben los que no tienen otra cosa mejor que hacer que saturar las arterias de la literatura con tal grasa. Además del excelente efecto somnífero, que más serviría a un gato o a un pez, es de suma trascendencia destacar la importancia que subyace detrás de la constante visualización y captación por parte del público presente de un pensamiento único, uniforme, que nos lleve a reevaluar el desarrollo de los factores que en más de una ocasión hacen tender a la estandarización de elementos disímiles entre lo que se simula y lo que se es ya sea endógeno o exógeno, haciendo partícipe de todo esto a nuestro grupo colaborar, correligionario y amigo, del cual me honro formar parte y sin desmedro de otras posiciones más ortodoxas que mal que bien infunden vida a todo esto…
Nótese que los suspiros deben ser lanzados como casuales, algunos son mutilados por los dientes que se aprietan como para que no se escapen en bandada de sueño desde el fondo del abismo estomacal. También se empiezan a oír voces y el señor o la señora disertante de turno hace caso omiso de los estornudos, cabeceos, miradas, cuchicheos, toses y tamborileos en el piso… y si calculamos las variables, teniendo en cuenta el contexto en el que nos ubicamos, nos enfrentamos al serio planteo de que están estrechamente relacionados con la unidad que supuso el punto de partida, como recordarán, de nuestra primera hipótesis, esta… y por último los ojos, como con vida propia o mejor sin ella, empiezan a pesar cual plomo (ya venía excediendo las comparaciones con “como”), la cabeza parece tambalearse y todo da vueltas como si una pelota girara sobre una aguja de coser o bordar, lo mismo da, como en una especie de sueñera que ya me hace abandonar esto que escribo.

sábado, 5 de diciembre de 2009

.............................................................a Sabine

..............Desde un inventario de humedades y de sombras, a buen resguardo del lugar común y sin embargo, arrodillado en el altar de la cursilería.
............................................................(Rafael Fernández Pimienta)
la noche vuelve a ser frágil mano
no puño cerrado sino caricia ajena

perdí la forma de decirte adiós
a veces el silencio es mejor despedida

te vas y para siempre te esconde la nostalgia
te vas y no sé qué decir
si hablar de manos de puertos de recuerdos
de la tarde aquella en que deseaba ser poeta

te vas y el paso de los días se hace ajeno
otro tiempo otro olor otro pelo

te vas y es inútil despedirme
porque te fuiste te vas
o porque nunca estuviste