sábado, 14 de septiembre de 2013

Receta perfecta para recordarte




Allá donde el viento es blanco y el sol  se mira a través de las nubes de niebla.
Allá donde un recuerdo no encuentra sitio para estacionarse.
Más allá mucho más allá de los árboles y las miserias, de unos ojos verdes terribles como manzanas de Magritte, como las manos de un ahogado, como la furia del cemento a las cuatro de la tarde en pleno enero.
Allá donde no existe el cuerpo, las caricias en punto a una hora blanda, ni las miradas cómplices.
Donde una boca se parece al recuerdo de un beso y las pestañas son trampolines del deseo.
Allá donde los pies hicieron agujeros siniestros en la almohada como pétalos de fuego. Donde la risa amaga ser una sentencia y el veredicto es costumbre. Donde tus dientes muerden el naufragio y la piel se escapa a gritos por la ventana. Donde las flores se suicidan de corbata.
Donde un suspiro aspira a ser ruido de mar entre las caracolas.
Allá donde la tarde es áspera y en la luna a veces nieva.
Ahí está tu olvido.

viernes, 16 de agosto de 2013

El jorobado de las alas enormes, de Horacio Cavallo.




Literatura infantil o Literatura, esa es la cuestión.

—¿Les han cortado la cabeza?  ­—gritó la Reina.
—¡No ha quedado ni rastro, con la venia de Su Majestad! —gritaron como respuesta los soldados.
Lewis Carrol

El título de la obra en cuestión puede recordarnos rápidamente un relato ejemplar del maestro García Márquez, incluso también pueden hacerlo un par de elementos importantes en el libro, como ese circo ambulante con un ser despiadado que explota a sus empleados hasta que caen exhaustos. Pero la relación más cercana puede darse por el lado de la imaginación porque esta breve novela infantil, o juvenil (la catalogación la exige quizás más el mercado que este lector), es en gran medida un desborde de esta, sin que se vea afectado el eje de la historia. Al fin y al cabo, la literatura infantil rara vez se escribe como tal, son los niños los que la aceptan o rechazan, recordando y repitiendo algunos libros y olvidando otros. No podemos olvidar que se han ido incorporando al acervo de esta literatura (sin dejar de ser parte de la “otra”), obras que no suponían ni remotamente este destino, podríamos citar solo a modo de ejemplo, desde el Panchatantra (India, siglo VI) hasta Los viajes de Gulliver (Jonathan Swift, 1726).
Pero volvamos al libro de Cavallo, el disparador es común, un abuelo recrea o inventa historias para su nieto cada noche. Pero a este suceso lo precede la historia de ese nieto que ha sido enviado al campo de sus abuelos pues su madre está peligrosamente enferma, sin mayores aclaraciones sobre su condición. De este modo Cavallo entronca una temática seria y dramática, la sugerida posibilidad de una pérdida, con la simpática historia de su abuelo y Piccato, el alado poeta jorobado, en busca de una cautiva Ludmila, la bailarina con la pata de palo. La historia va acompañada además de ilustraciones muy sobrias a cargo de Pantana (Sebastián Pantana), que encabezan cada uno de los dieciocho capítulos de la nouvelle.
Valores éticos y estéticos puede exigírsele, tal vez, a la buena literatura infantil, aunque no siempre se logre equilibrarlos. En este sentido, es probable que el lector atento encuentre mucho más de lo segundo en esta obra pues, en ochenta y seis páginas, el multipremiado Horacio Cavallo (Primer premio en el Concurso Anual de Literatura del MEC, 2006, Premio Municipal, 2007, Fondos Concursables, 2009 y 2011), parece ratificar ante todo su condición de poeta. Aunque, como todo buen poeta puede, de vez en cuando, darse unos lujos y este es, quizás, uno de ellos.
CAVALLO, Horacio. El jorobado de las alas enormes. Trilce, Montevideo, 2012. (Publicado en diario El Pueblo, de Salto, jueves 8 de agosto de 2013)

miércoles, 3 de julio de 2013

Nocturno

Nocturno se le llamaba a esas piezas que se tocaban en fiestas o reuniones, durante el siglo XVIII. Luego, pasó a denominar casi una forma musical y se trasladó a la pintura.
Nocturno -Sandra Villanueva-
No hay registro del nocturno como un género literario pero sí hay muchos ejemplos de estos en la literatura. Muchos escritores tienen sus nocturnos, algunos ejemplos conocidos son, Rubén Darío, José Asunción Silva, María Eugenia Vaz Ferreira, Juan Parra del Riego, Circe Maia. Pocas constantes se pueden observar en las comparaciones, y, aunque siempre se nombre o se sugiera, no en todas las ocasiones la noche es el elemento principal siquiera. Así, el nocturno, se convierte en un poema más en la noche bajo la mirada de un autor que quiere inscribirse en una tradición.



Nocturno

Desde mi balcón
casi a cualquier hora de la noche
a veces veo la luna
pero siempre los edificios
las calles moribundas
los mendigos acantilados a los basureros
insufribles palomas mensajeras de miseria
árboles que escupen rabia contra las veredas
transeúntes perennes
pobres gentes vestidas apenas con bicicletas de andar cerca.

Desde mi balcón
a casi cualquier hora de la vida
veo,
pasa un loco cantando
a los gritos pasa
como si desde allá abajo
a veces pudiera adivinar la luna.

jueves, 6 de junio de 2013

La violencia está en los otros.




La palabra de los actores educativos

Los niños y las maestras ubican la raíz de la violencia en el ámbito familiar; confluyen allí la ausencia de educación y la indiferencia por parte de los padres que en este trabajo también tienen voz como protagonistas.

“La familia y la escuela, los dos ámbitos principales de socialización de niños y adolescentes, han cambiado tanto en las últimas décadas al punto que «no se reconocen entre sí». La familia muchas veces no es ya el espacio en que una generación cuida a la otra y la escuela no logra colocar la norma legal y legítima en el corazón de su accionar, lo que pasa a ser ahora una tarea central, cuya ausencia constituye una nueva promesa incumplida. Los docentes son, en este contexto, «aventureros del cotidiano» cuyo desempeño laboral los pone en la línea de fuego del conflicto de tener que atender la destitución del sujeto. No se trata de ponerle un límite exterior a la violencia sino de «construir sujetos capaces de definir los límites de la propia violencia»”

La violencia está en los otros, es un intento de «contribuir al estudio de los problemas de interés general y propender a su comprensión pública», de acuerdo, como se señala al comienzo, al artículo 2 de la Ley Orgánica de la Universidad de la República. Esta vez, el problema es la violencia en los ámbitos educativos uruguayos (aunque se tomó como referencia instituciones únicamente capitalinas).  El proyecto, según consta en la “Presentación” abarcó dos años, desde el 2010 en su fase de trabajo directo con los actores involucrados, hasta el 2011 en la preparación del texto final que ahora recibimos en formato libro.
En pocas ocasiones se ha abordado, hasta el momento, la temática de la educación uruguaya pública actual, desde un enfoque científico. Abundan las interpretaciones políticas, las frases hechas, las buenas (y también de las otras) intenciones de los educadores, las menciones y pseudo preocupaciones de los presentadores televisivos de turno y, para quienes las quieran o las puedan oír, las muchas veces radicales y lapidarias sentencias de los alumnos y padres.
Desde el comienzo, la lectura y posterior reflexión sobre las conclusiones a las que van arribando los investigadores, suponen la incorporación de aportes importantes desde la teoría hasta el testimonio directo de los actores de la realidad educativa en nuestro país.
Los abismos aparentemente insalvables entre los educadores y los estudiantes, el mundo fragilizado e infantilizado de los adultos, las contradicciones manifiestas desde los distintos estamentos del sistema con respecto al tratamiento de las cuestiones disciplinarias, los discursos mediáticos, son temas tratados sin condescendencias ni preconceptos. Las conclusiones a las que arriban los investigadores se validan a partir de los puntos de encuentro, las coincidencias de los datos obtenidos a partir de las entrevistas en relación con un enfoque teórico acorde al tema o los temas tratados.
La violencia está en los otros no es un libro con recetas, es un estado de situación, una presentación de problemas con sus respectivas conclusiones a pensar y discutir. Es un trabajo serio y ameno, sin exceso de tecnicismos, que apunta a gente que le interese pensar en el problema más allá de lo que sabe de oídas.

GIORGI, Víctor., KAPLÚN, Gabriel, MORÁS., Luis Eduardo. (org.) La violencia está en los otros.La palabra de los actores educativos. Trilce, Montevideo, 2012.


lunes, 22 de abril de 2013

El ojo del espejo, en literatosis.com

Comparto con mis amigos del blog una nueva iniciativa literaria que tendrá tres sucedáneos: radio, web y papel.
Dejo el vínculo a un cuento de mi autoría "El ojo del espejo", publicado allí.
http://literatosis.com/inicio/index.php?option=com_content&view=article&id=459:el-ojo-del-espejo&catid=44:narrative&Itemid=519

sábado, 13 de abril de 2013

Rara Avis, vida y obra de Susana Soca, por Claudia Amengual


La escritora e investigadora Claudia Amengual (Montevideo, 1969), presentó en el correr del año 2012 su trabajo sobre la vida y obra de Susana Soca. Trabajo que le sirvió como tesis de maestría para la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, pero que luego convirtió en un ensayo biográfico en formato libro. Al respecto, Amengual, hace una interesante aclaración al comienzo: «El disgusto por la biografía novelada nace tanto de mi condición de escritora como de lectora. Ese difuso límite entre realidad y ficción me produce bastante recelo. [...] En el caso del ensayo está el respaldo de los documentos y eso supone una tranquilidad.» (p. 16-17)
¿Quién fue Susana Soca?
Esta pregunta se responde con creces si uno logra interesarse en primer lugar, y durante casi cien páginas, por la figura del Doctor Franciso Soca, su padre, que, aunque no es una figura menor, no es lo que propone el título del trabajo. Amengual parece advertir ese desliz recién el página 83 del libro: «La amplitud de la figura de Francisco Soca es materia para otro libro. Fue tan vasta su actividad en el campo de la medicina y en la política que apenas hemos intentado aproximarnos a grandes rasgos que permitan definir su perfil». Sorteadas estas páginas, y agradeciendo que la autora no dedicara otras tantas a la madre de Susana, nos contraremos con una exahustiva investigación sobre la figura de esta mujer.
El trabajo que contiene este libro es sin duda de un gran valor, en ocasiones, generalmente después de un detallado recorrido por los datos, Amengual resume de forma clara lo que se ha estado desarrollando, tal es el caso, por ejemplo, de aquello que atañe a lo íntimo de Soca, esa mujer rica que volcó su vida a las letras, generalmente de los demás: «No sabemos cuánto preservó de miradas indiscretas en esa cápsula inexpugnable que era su intimidad, pero sí podemos aseverar que si acaso hubo un amor en la vida de Susana, ese amor fue la cultura en todas sus formas y su aplicación humanista, un amor al que se consagró hasta que, demasiado temprano, la sorprendió la muerte» (p. 161). Amengual reconstruye el itinerario vital de Soca, siguiendo sus pasos desde Montevideo hasta París, por citar dos de las ciudades, aunque no las únicas, que más gozaron de su presencia, y teje una fina red de afinidades que formaron parte de ese itineriario. Un buen resumen de esto se presenta cuando la investigadora transcribe la lista de los avisos contratados por Emilio Oribe tras el fallecimiento de la intelectual uruguaya, a modo de ejemplo podemos citar a: Jules Supervielle, Albert Camus, Roger Caillois, Juana de Ibarbourou, Guillermo de Torre, Felisberto Hernández, entre muchos otros. (p. 95).
Uno de los temas quizás más interesantes por ser aquel al que se apela cuando se tienen vagas referencias sobre Susana Soca, esa impulsora tenaz de la revista franco-española Cahiers de La Licorne (1947-48) y su réplica uruguaya Entregas de La Licorne (1953-61), es la posible pugna entre ella y Victoria Ocampo, intelectual argentina que, entre otras cosas, fundó la revista Sur (1931-92) que cobijó a una gran falange de escritores entre los que se encontraba Jorge Luis Borges. Sobre esto Amengual escribe: «Después de leer el homenaje de Victoria [tras la muerte de la uruguaya] y la postal de Susana, la manida hipótesis de la rivalidad entre las dos mujeres –llevada por algunos a los extremos de la envidia y el odio– parece quedar reducida a una competencia elegante y a una complicidad respetuosa que, quién sabe, si el tiempo lo hubiera permitido, se habría potenciado para el bien de la cultura.» (p. 194).
El trabajo de Amengual culmina con un análisis crítico de la obra de Soca donde expone temas centrales en su poesía: «...es posible rescatar algunos motivos que se repiten [...]. De los que he encontrado, citaré algunos que me parecen los más relevantes para guiarnos hacia las preocupaciones de Susana. Ellos son: el mar y los ríos, el muro (o tapia), la memoria, el aire, la ausencia, las cosas, el sueño, la resina y las plantas en general...» (p. 497). También se establecen relaciones biográficas entre vida y obra. Y encontramos, además, una perspectiva sobre su prosa donde, la investigadora, no duda en resaltar tanto las luces como las sombras de una escritora que casi ha pasado al olvido como tal: «Si fuera necesario forzar alguna apreciación negativa, quizás sería esa falta de intención programática en el sentido académico que conduce a una colección un poco despareja y solo unida por los deseos y la voluntad de Susana.» (p. 472).
Susana Soca nació en Montevideo el 19 de julio de 1906 y fue bautizada en la Catedral de Notre-Dame de París. Falleció el día 11 de enero de 1959 en el Aeropuerto del Galeão, Río de Janeiro, en un accidente aéreo.
AMENGUAL, Claudia. Rara avis. Vida y obra de Susana Soca. Taurus, Montevideo, 2012.







jueves, 21 de febrero de 2013

Vacío, nombre de una carne, de Eduardo Milán

En el principio fue el título.
¿Qué nos ofrece Milán? ¿Una disyuntiva antipoética entre el ser y la nada, un corte de carne profundamente material y mal necesario contra ese vacío que de solo evocarlo llena de significados, una broma metafísica?

No. Milán nos ofrece una baja factura poética sumada a una ausencia (¿premeditada?) de contenido. La lectura de este libro se vuelve tediosa después del descubrimiento de un mecanismo de antipoesía demasiado complicado, no complejo sino complicado. Muchos poemas parecen ejercicios donde se llega a ser complejo a fuer de oscuro sin lograr nunca, o casi nunca, al menos una tenue comunicación. Es tan difícil establecer algún vínculo, alguna empatía con versos como:

«también el poema debe ser liberado

liberado del pozo de sí mismo

al que cae asomado al asombro

de verse

 

cualquier poema, liberado

Faray un vers de dreyt nien

Paterson, So much depends

Perch’i’ no spero di tornar giammai

ballatetta

In Toscana

Antipoemas, Cantares, Trilce

 

nada menos feliz que un sin afecto

sin, otra vez, el amparo natural

bañados, el crepúsculo al fin rojo

el cuerpo inmediato del amor

nada más que un poema infeliz

[…]» (pág. 15)

 

A excepción de la primera estrofa todo lo demás parece corresponder a un desaire que propiciara Borges, hace ya unos cuantos años, con respecto a una innovación que ya había dejado de ser tal, «Una de las coqueterías literarias de nuestro tiempo es la metódica y ansiosa elaboración de obras de apariencia caótica. Simular el desorden, construir difícilmente un caos, usar la inteligencia para obtener los efectos de la casualidad…» (De la Vida Literaria).

Sabemos que este libro de Milán estuvo dentro de los ternados, en la feria del libro, por la Cámara Uruguaya del Libro y que el mismo autor ha construido una sólida reputación de poeta con sus entregas anteriores pero, de todas formas, esta sigue pereciéndonos de difícil acceso y tediosa lectura. Quizás el poema de más sostenido aliento sea el de la página 77, cuyo comienzo sin rebusques ni ornamentos marca el tono elevado, dentro de una acordada antipoesía, que rige los versos hasta el final y que lo convierte en una pieza de consistente reciedumbre poética que, a su vez, parece establecer un digno juego de espejos donde el propio autor se autocuestiona:

«yo sé que vos sos Nicanor Parra

pero vos no sos Nicanor Parra, loco»

 
Se hace difícil decir más y, tal vez, no sea necesario, para muestra basta un botón.

(MILAN, Eduardo. Vacío, nombre de una carne. HUM, Montevideo, 2010)