Por fin alguien que trabaja. Es lo mínimo que se le podría pedir a un
artista que, tras ser aceptada su obra, recibe aproximadamente treinta mil
pesos, y más también, del MEC (Ministerio de Educación y Cultura), por exponer
en el EAC (Espacio de Arte Contemporáneo).
El 16 de agosto se inauguró la T8 (Temporada ocho) en el EAC con una
muestra, entre otras, del salteño Álvaro Zunini (1977). La primera impresión al
entrar a la sala 1 (casualmente la que albergó también aquel trabajo de
Federico Aranu, Retro O, que
comentáramos, en su momento, para la revista salteña La Piedra Alta, número 6, julio de 2011), es la de sorpresa por
estar este desencantado espectador habituado ya a encontrase papeles
recortados, video instalaciones donde se presenta algunos sonidos y colores y,
en ocasiones, diez kilos de caramelos en un rincón de la celda, adaptada ahora
como sala. La sorpresa fue grata entonces al chocarnos con una obra donde se
exibe trabajo, ideas nuevas, tanto por la técnica como por la propuesta
presentada.
Zunini nos presenta cinco cuadros de gran tamaño elaborados a partir de
una técnica de repostería. A modo de explicación reproduzco un fragmento del
texto curatorial de Fernando Sicco (director del EAC) del folleto informativo
del Espacio: «Todo empezó con un torta de
cumpleaños en el refrigerador. Al ver una palabra escrita encima, Álvaro Zunini
pensó que podía usar una manga para aplicar óleo y obtener un dibujo a relieve.»
El resultado, imágenes donde se aprecia la capacidad para el dibujo del
artista, un tejido que sugiere la unión de esas figuras –su perra, un árbol
arrastrado por el viento, dos cuerpos dentro de una piscina de las termas–, y
un relieve que impacta, que implica de alguna forma al espectador pues parece
que esos dibujos se trasladan al ámbito del que los observa. En gran medida se
podría decir que son obras que tienen vida propia, prescinden (no como la gran
mayoría que comparte el Espacio), del texto curatorial, de la explicación, de
la fundamentación tan, o más, importante para casi todo el resto del llamado
arte contemporáneo.
Una aclaración final, y casi a modo de nota al pie, se impone: llama la
atención la similitud del árbol que nos presenta Zunini, cuadro que, además, encabeza
la página donde se presenta al autor y su obra en el folleto del EAC, con el
logo de una marca de vinos argentina Ventus.
De todas formas, ideas mediante o no, el logro de Zunini es de calidad.
(La T8 permanecerá hasta el 4 de noviembre)
Publicado en Diario El Pueblo, de Salto, 06/09/12