martes, 28 de diciembre de 2021

 

Ciro, el domador de dragones 

(tocar sobre el título para ver el libro completo en pdf)

 

Muchos saben -y no son locos- que en un país muy lejano de Asia oriental existe un pequeño pueblo que dedica todos sus días y sus noches a criar y domar fieros dragones. Tan fieros y tan fuertes que no hay cadenas que se les resistan, ni muros que no se achicharren solo con un escupitajo de fuego azul o verde.

 Porque los que conocen de dragones, explican que esos colores en el fuego dependen siempre de lo que el dragón haya comido ese día. Si el dragón comió peces espada o ballenas, el fuego es azul, pero si comió ovejas, vacas o chanchos jabalíes, el fuego es verde. Y la caca… bueno, la caca siempre es marrón haya comido lo que haya comido.

Un día de esos brillantes y llenos de ruidos uno de los dragones más grandes del pueblo se escapó. Rompió las cadenas como si fuera apenas un hilo y remontó vuelo como solo los dragones lo saben hacer, con destreza y arrogancia dragonil.

Inmediatamente cundió el pánico en el pueblo y todos se pusieron a gritar y correr por las calles. Tanto fue el alboroto que, en menos de lo que un pato mandarín se tira un pedito, ya había llegado la noticia hasta la corte del Rey Ildefonso.

—Llamen a Ciro —rugió el rey gordo y petiso.

—Llamen a Ciro —gritó la reina pálida y de cuello estirado.

—Llamen a Ciro —dijo el bufón mientras jugaba con un moquito verde y pegajoso que paseaba por sus deditos redondos.

Aunque todavía no tenía edad para convertirse en Caballero de la Gran Orden del Dragón, Ciro ya era el mejor domador de dragones de todos los tiempos. Era alto, fuerte, ágil e inteligente, también un muchacho muy simpático y generoso por eso en el pueblo siempre se acordaban de él cuando había problemas, y este problema del dragón era uno muy grande.

Ciro siempre acudía al llamado de la gente del pueblo, pero esta vez, no aparecía por ningún lado.

—¿Dónde está Ciro? —rebuznó el rey gordo y petiso.

—¿Dónde está Ciro? —alardeó la reina pálida y de cuello estirado.

—¿Dónde está Ciro? —remedó el bufón que masticaba algo entre sus dientes…

Y en la enorme sala del rey, la reina y el bufón nadie contestó.

 Lo cierto es que el gran Ciro, domador de dragones, no estaba allí, ni cerca de allí. Andaba de cacería entre animales ancestrales y salvajes. Ciro estaba cazando gliptodontes.

—¿Gliptodontes? ¿Qué es un gliptodonte? —interrogó el rey gordo y petiso.

—¿Gliptodontes? ¿Dónde viven los gliptodontes? —se preguntó la reina pálida y de cuello estirado.

—¿Gliptodontes? ¿Se parecerán a un moco gigante? —pensó el bufón, pero no dijo nada.

Sí, Ciro estaba cazando gliptodontes en un continente muy pero muy lejano y desconocido. Y como es tan lejano y desconocido no podemos decir nada más sobre él.

Lo cierto es que Ciro fue alertado por uno de sus ayudantes más viejos. Este le dijo que había escuchado decir a la gente de por ahí que allá, en su pueblo, hacía ya un tiempo se había escapado un dragón y andaba haciendo estragos por todo el reino.

Cuando Ciro regresó a su país el dragón continuaba molestando a los pobladores. Incendiaba parte del castillo, se posaba en las chimeneas de las casas para no dejar salir el humo e inundar todo el interior y asustaba a los labradores con sus vuelos rasantes.

La lucha fue tenaz, duró dos días y dos horas con veintidós minutos, pero al final Ciro logró montar al dragón furioso y gigantesco y lo llevó a corcovear por entre las nubes más altas del reino mientras el rey Ildefonso, la reina Petrona y el bufón Zampalampo lo miraban azorados y ansiosos desde una torre del castillo.

Al fin, Ciro aterrizó al dragón sobre la llanura verde del reino y todos salieron a festejar su nuevo triunfo. El rey, la reina y el bufón bajaron a saludarlo y, como agradecimiento, le permitieron quedarse con ese dragón tan majestuoso como rebelde pues solo Ciro podría mantenerlo dominado.

Entonces, como ya había cumplido su trabajo por allí, Ciro decidió visitar a su hermosísima hermanita, la princesa Matilda que vivía en otro reino no tan alejado y así mostrarle su nuevo “bebé”, el dragón _________ .

 «FIN»

 

 

domingo, 6 de abril de 2014

Mario Levrero para armar. Jorge Varlotta y el libertinaje imaginativo, de Jesús Montoya Juárez

LEVRERO«Jorge Mario Varlotta Levrero (1940-2004) murió a los sesenta y cuatro años de edad víctima de un aneurisma de aorta roto el 30 de agosto de 2004. Hasta su muerte, este maestro uruguayo del fantástico literario y la autoficción lo fue también de diferentes talleres de narrativa, alguno de ellos virtual, lo cual le permitió un contacto directo con generaciones recientes de escritores que lo consideraron una referencia fundamental y una influencia capital en sus estéticas.»
Así comienza su recorrido, el investigador Jesús Montoya Juárez, no solo por la vida y la obra del cada vez más y mejor leído Mario Levrero, sino también por su época, sus amistades más influyentes, tal el caso del pintor José Luis “Tola” Invernizzi, y hasta las posteriores generaciones de escritores marcadas por aquel creador fundamental. Uno de los ejemplos quizá más notables es el de Felipe Polleri que, entre otras cuestiones más técnicas y literarias, replica, hoy día, la postura introvertida y hasta un poco antisocial que ostentó el escritor de la Trilogía involuntaria.
Muchas conclusiones se desprenden del trabajo de Montoya Juárez, una de las más importantes es que la obra de Mario Levrero aún está por conocerse y no ha sido lo suficientemente estudiada aunque, a juzgar por la producción reciente que ha comenzado a surgir de parte de investigadores, esto comienza a revertirse y, un escritor que fue por un buen tiempo un border, se está convirtiendo paulatinamente en canónico y con razón.
Respecto a esto, podríamos decir que puede envidiarse a los que no la han leído pues tendrán el placer de descubrir a un autor que sorprende y atrapa a lo largo de toda su obra.
Por último, este Mario Levrero para armar, es un aporte que supone una invitación a futuras investigaciones y miradas.
Se propone que hay un antes y un después de Levrero y, en este trabajo ensayístico, Jesús Montoya Juárez, intenta desentrañar algunos de los mecanismos que hacen posible esa narrativa que lo ubica dentro de los grandes exponentes de la literatura uruguaya.
Montoya Juárez, Jesús. Mario Levrero para armar. Jorge Varlotta y el libertinaje imaginativo. Ed. Trilce, Montevideo, 2013.
Nota publicada en Diario El Pueblo de Salto, el día 3 de abril de 2014, en http://www.diarioelpueblo.com.uy/culturales/mario-levrero-para-armar-jorge-varlotta-y-el-libertinaje-imaginativo-de-jesus-montoya-juarez.html

sábado, 14 de septiembre de 2013

Receta perfecta para recordarte




Allá donde el viento es blanco y el sol  se mira a través de las nubes de niebla.
Allá donde un recuerdo no encuentra sitio para estacionarse.
Más allá mucho más allá de los árboles y las miserias, de unos ojos verdes terribles como manzanas de Magritte, como las manos de un ahogado, como la furia del cemento a las cuatro de la tarde en pleno enero.
Allá donde no existe el cuerpo, las caricias en punto a una hora blanda, ni las miradas cómplices.
Donde una boca se parece al recuerdo de un beso y las pestañas son trampolines del deseo.
Allá donde los pies hicieron agujeros siniestros en la almohada como pétalos de fuego. Donde la risa amaga ser una sentencia y el veredicto es costumbre. Donde tus dientes muerden el naufragio y la piel se escapa a gritos por la ventana. Donde las flores se suicidan de corbata.
Donde un suspiro aspira a ser ruido de mar entre las caracolas.
Allá donde la tarde es áspera y en la luna a veces nieva.
Ahí está tu olvido.

viernes, 16 de agosto de 2013

El jorobado de las alas enormes, de Horacio Cavallo.




Literatura infantil o Literatura, esa es la cuestión.

—¿Les han cortado la cabeza?  ­—gritó la Reina.
—¡No ha quedado ni rastro, con la venia de Su Majestad! —gritaron como respuesta los soldados.
Lewis Carrol

El título de la obra en cuestión puede recordarnos rápidamente un relato ejemplar del maestro García Márquez, incluso también pueden hacerlo un par de elementos importantes en el libro, como ese circo ambulante con un ser despiadado que explota a sus empleados hasta que caen exhaustos. Pero la relación más cercana puede darse por el lado de la imaginación porque esta breve novela infantil, o juvenil (la catalogación la exige quizás más el mercado que este lector), es en gran medida un desborde de esta, sin que se vea afectado el eje de la historia. Al fin y al cabo, la literatura infantil rara vez se escribe como tal, son los niños los que la aceptan o rechazan, recordando y repitiendo algunos libros y olvidando otros. No podemos olvidar que se han ido incorporando al acervo de esta literatura (sin dejar de ser parte de la “otra”), obras que no suponían ni remotamente este destino, podríamos citar solo a modo de ejemplo, desde el Panchatantra (India, siglo VI) hasta Los viajes de Gulliver (Jonathan Swift, 1726).
Pero volvamos al libro de Cavallo, el disparador es común, un abuelo recrea o inventa historias para su nieto cada noche. Pero a este suceso lo precede la historia de ese nieto que ha sido enviado al campo de sus abuelos pues su madre está peligrosamente enferma, sin mayores aclaraciones sobre su condición. De este modo Cavallo entronca una temática seria y dramática, la sugerida posibilidad de una pérdida, con la simpática historia de su abuelo y Piccato, el alado poeta jorobado, en busca de una cautiva Ludmila, la bailarina con la pata de palo. La historia va acompañada además de ilustraciones muy sobrias a cargo de Pantana (Sebastián Pantana), que encabezan cada uno de los dieciocho capítulos de la nouvelle.
Valores éticos y estéticos puede exigírsele, tal vez, a la buena literatura infantil, aunque no siempre se logre equilibrarlos. En este sentido, es probable que el lector atento encuentre mucho más de lo segundo en esta obra pues, en ochenta y seis páginas, el multipremiado Horacio Cavallo (Primer premio en el Concurso Anual de Literatura del MEC, 2006, Premio Municipal, 2007, Fondos Concursables, 2009 y 2011), parece ratificar ante todo su condición de poeta. Aunque, como todo buen poeta puede, de vez en cuando, darse unos lujos y este es, quizás, uno de ellos.
CAVALLO, Horacio. El jorobado de las alas enormes. Trilce, Montevideo, 2012. (Publicado en diario El Pueblo, de Salto, jueves 8 de agosto de 2013)

miércoles, 3 de julio de 2013

Nocturno

Nocturno se le llamaba a esas piezas que se tocaban en fiestas o reuniones, durante el siglo XVIII. Luego, pasó a denominar casi una forma musical y se trasladó a la pintura.
Nocturno -Sandra Villanueva-
No hay registro del nocturno como un género literario pero sí hay muchos ejemplos de estos en la literatura. Muchos escritores tienen sus nocturnos, algunos ejemplos conocidos son, Rubén Darío, José Asunción Silva, María Eugenia Vaz Ferreira, Juan Parra del Riego, Circe Maia. Pocas constantes se pueden observar en las comparaciones, y, aunque siempre se nombre o se sugiera, no en todas las ocasiones la noche es el elemento principal siquiera. Así, el nocturno, se convierte en un poema más en la noche bajo la mirada de un autor que quiere inscribirse en una tradición.



Nocturno

Desde mi balcón
casi a cualquier hora de la noche
a veces veo la luna
pero siempre los edificios
las calles moribundas
los mendigos acantilados a los basureros
insufribles palomas mensajeras de miseria
árboles que escupen rabia contra las veredas
transeúntes perennes
pobres gentes vestidas apenas con bicicletas de andar cerca.

Desde mi balcón
a casi cualquier hora de la vida
veo,
pasa un loco cantando
a los gritos pasa
como si desde allá abajo
a veces pudiera adivinar la luna.

jueves, 6 de junio de 2013

La violencia está en los otros.




La palabra de los actores educativos

Los niños y las maestras ubican la raíz de la violencia en el ámbito familiar; confluyen allí la ausencia de educación y la indiferencia por parte de los padres que en este trabajo también tienen voz como protagonistas.

“La familia y la escuela, los dos ámbitos principales de socialización de niños y adolescentes, han cambiado tanto en las últimas décadas al punto que «no se reconocen entre sí». La familia muchas veces no es ya el espacio en que una generación cuida a la otra y la escuela no logra colocar la norma legal y legítima en el corazón de su accionar, lo que pasa a ser ahora una tarea central, cuya ausencia constituye una nueva promesa incumplida. Los docentes son, en este contexto, «aventureros del cotidiano» cuyo desempeño laboral los pone en la línea de fuego del conflicto de tener que atender la destitución del sujeto. No se trata de ponerle un límite exterior a la violencia sino de «construir sujetos capaces de definir los límites de la propia violencia»”

La violencia está en los otros, es un intento de «contribuir al estudio de los problemas de interés general y propender a su comprensión pública», de acuerdo, como se señala al comienzo, al artículo 2 de la Ley Orgánica de la Universidad de la República. Esta vez, el problema es la violencia en los ámbitos educativos uruguayos (aunque se tomó como referencia instituciones únicamente capitalinas).  El proyecto, según consta en la “Presentación” abarcó dos años, desde el 2010 en su fase de trabajo directo con los actores involucrados, hasta el 2011 en la preparación del texto final que ahora recibimos en formato libro.
En pocas ocasiones se ha abordado, hasta el momento, la temática de la educación uruguaya pública actual, desde un enfoque científico. Abundan las interpretaciones políticas, las frases hechas, las buenas (y también de las otras) intenciones de los educadores, las menciones y pseudo preocupaciones de los presentadores televisivos de turno y, para quienes las quieran o las puedan oír, las muchas veces radicales y lapidarias sentencias de los alumnos y padres.
Desde el comienzo, la lectura y posterior reflexión sobre las conclusiones a las que van arribando los investigadores, suponen la incorporación de aportes importantes desde la teoría hasta el testimonio directo de los actores de la realidad educativa en nuestro país.
Los abismos aparentemente insalvables entre los educadores y los estudiantes, el mundo fragilizado e infantilizado de los adultos, las contradicciones manifiestas desde los distintos estamentos del sistema con respecto al tratamiento de las cuestiones disciplinarias, los discursos mediáticos, son temas tratados sin condescendencias ni preconceptos. Las conclusiones a las que arriban los investigadores se validan a partir de los puntos de encuentro, las coincidencias de los datos obtenidos a partir de las entrevistas en relación con un enfoque teórico acorde al tema o los temas tratados.
La violencia está en los otros no es un libro con recetas, es un estado de situación, una presentación de problemas con sus respectivas conclusiones a pensar y discutir. Es un trabajo serio y ameno, sin exceso de tecnicismos, que apunta a gente que le interese pensar en el problema más allá de lo que sabe de oídas.

GIORGI, Víctor., KAPLÚN, Gabriel, MORÁS., Luis Eduardo. (org.) La violencia está en los otros.La palabra de los actores educativos. Trilce, Montevideo, 2012.