sábado, 14 de marzo de 2009

San Petersburgo, 1907.

Raskolnikov se despertó aturdido, su cuarto seguía siendo el mismo, pero parecía que todo fuera extraño, hasta su cuerpo. Revisó sus movimientos y eran pesados, dolorosos, quizás estaba realmente enfermo como decían o quizás las largas horas de sueño no habían sido del todo reparadoras. Echó una rápida ojeada a su cuarto sucio, maloliente. Recordó que la empleada había dejado de limpiarlo hacía mucho tiempo, recordó también que su cuerpo necesitaba agua desde unos cuantos días. No sentía hambre pero le dolía el estómago como si hubiese vomitado las entrañas toda la noche. Recordó el transcurso de dos días sin probabar bocado. Su miedo era más fuerte. No podía bajar, no debía abandonar la habitación por forzoso que le fuera. El sobre debía estar por llegar. Sólo después de eso podría comenzar a gastar dinero sin que nadie sospechara nada. Hasta ese momento estaba atado. Buscó qué hacer, su cabeza intentó pensar en otra cosa pero su estómago y sus músculos le recordaban la peor noche de su patética vida. No podía dejar de pensar que el sobre podría tardar días en llegar y hasta ese entonces estaba atado. ¡Atado!, atado... la palabra le sonaba el mejor sinónimo de preso y no encontraba otra mejor para su situación. Estaba preso de sus actos, no iba a dejar de atormentarse por el resto de su vida pues su azaroso crimen había sido perfecto. Nunca nadie lo sospecharía y él cargaría solo con eso por siempre. Quizás con un cómplice todo hubiese sido más fácil pero solo era imposible de sobrellevar. No, no podría, necesitaba aflojarse el cinturón de la conciencia. Necesitaba volcar esa mancha invisible pero acusadora sobre alguien más, aunque fuera descubierto. Sólo si alguien más sabía de "aquello" podría soportarlo vivo. "Porque el crimen es mío mientras sólo yo lo sepa, luego, también recaerá en toda la humanidad. Porque el mundo me llevó a esto, porque así no soy yo el único culpable" Necesitaba descargar su peso, volver a ser parte del mundo. Necesitaba descansar. El crimen ya estaba hecho, ahora necesitaba el castigo.

No hay comentarios: