miércoles, 28 de septiembre de 2011

Ingrid Tempel, Mueca ante un espejo oscuro


Mueca ante un espejo oscuro es la última obra de la escritora uruguaya Ingrid Tempel. Mezcla de realismo sórdido y literatura fantástica, búsqueda inútil y reconocimiento trágico de la mezquindad del ser humano.

Se trata de una recreación, signada por lo fantástico, de una etapa en la vida de la adolescente Diana Vossius. La novela, además, integra al movimiento del des Quatre Vents, hotel donde debe vivir la protagonista a raíz del trabajo de su padre, las desdichas de otros personajes que convergen en algún punto en la historia de Diana Vossius.

Aunque con un comienzo prometedor, si se logran superar las diez primeras páginas, la novela se vuelve compleja quizás para el común de los lectores. En poco menos de doscientas páginas se presentan resúmenes de vidas, conflictos, traumas y debilidades de algunos seres humanos que, parece ser la intención, rozan prototipos: el del padre desbordado por la responsabilidad paternal (señor Vossius), el jugador y perdedor empedernido (Bertrand), la madre enfermiza y dominante (Frau Grossman), el inescrupuloso (Malhuret) y, entre algunos más, la adolescente que se prepara para la vida, infelizmente esta vida.

El exceso de elementos simbólicos, o el diálogo constante con otras obras, así como una estructura en la trama que, al comienzo, no resulta fácil de desentrañar podría desalentar al lector desatento, es decir, aquel que lee mientras viaja en ómnibus o se ve impedido de tener algunas horas para una lectura atenta, si no completa, al menos importante de la novela.

En cuanto a los elementos simbólicos, los espejos y su reproducción acaso caprichosa de la realidad, juegan un papel fundamental en el relato. Diana sólo es sincera cuando se enfrenta a Nadia, su doble en el espejo, que, engañosamente inocente al comienzo, la espera con su “mueca de reprobación que insiste en quedar flotando como la sonrisa del gato de Cheshire”. Esta adolescente hija de Vossius, Diana (diosa virgen de la caza y protectora de la naturaleza en la mitología romana, su nombre, de origen latino, refiere a la claridad que esta posee, que proviene de su naturaleza celestial), juega a ser Alicia a través del espejo y se encuentra cada vez con un alter ego más corpóreo que ella misma y más poderoso.

Por último, la figura femenina materna se impone como un tópico constante, ya como una notable ausencia, ya como una presencia fatal, casi demoníaca. Quizás, los mejores ejemplos de esto se encuentran en el capítulo 6, “La sonrisa de mi enemiga”.

Con una ilustración de portada de Sandro Boticelli muy acertada y sugerente y una edición muy cuidada Mueca ante un espejo oscuro, de Ingrid Tempel, apareció en el mes de abril de 2010 en Uruguay bajo la responsabilidad editorial de Estuario.

El increíble Springer, una posible historia fantástica.



El increíble Springer fue el libro ganador del XVI Premio Nacional de Narrativa “Narradores de la Banda Oriental”. Su autor, Damián González Bertolino, contaba ya con una mención de honor en el X Premio Nacional de Narrativa por su libro Historia de la agresión. Estos son logros nada despreciables para un escritor de treinta años.


Conformado por dos, el libro se inicia con el mejor relato, aquel que la da nombre. La historia de Gastón Springer es, a su vez, la historia de su pequeño amigo, el simpático narrador-protagonista del relato que, de un momento a otro, se ve enfrentado a la trasformación de aquel en un gigante, un niño desproporcionado que en el fondo sigue siendo casi el mismo del comienzo.

Presentada en un estilo que hace fluida la narración y bajo una bien trabajada técnica, la historia de estos niños que empiezan a asomarse a la adolescencia viviendo en las playas que rodean Punta del Este en el año 1957 se vuelve entretenida y acapara la atención.

En esencia esta podría ser una historia fantástica, pero cabe dudar también del punto de vista narrativo, un niño siempre verá las cosas desde una perspectiva muy iluminada por las impresiones y la fantasía. La ambigüedad con la que puede leerse la transformación de Gastón Springer en el Increíble Springer beneficia mucho la calidad del relato al que el lector se enfrenta.

Con una buena dosis de incertidumbres, datos que se van dosificando lentamente, al final, puede decirse que poco importa el final. Esta característica la comparten ambos relatos del libro.

“Threesomes” está quizás menos cargado de fantasía, pero no exento de imaginación. La recreación de una historia que cuente con una cancha de golf como escenario principal es, al menos dentro de la literatura uruguaya, poco usual.

Ese trío de jugadoras que avanzan por la tarde dando, aparentemente, indiferentes golpes disparan un número mayor de historias en comparación con el relato anterior lo que permite leer este relato de forma más cercana a como puede leerse una novela.

El narrador no se aleja del punto de vista de dos personajes, la Sra. Hahn y el caddie de la Sra. Etchegoyen, pero, en ocasiones, irrumpe una voz irracional que puede, eventualmente, hacer regresar algunas páginas al lector que comience a realizar una lectura desatenta.

Soledad Platero resume parte de la esencia del relato en su prólogo: “El campo de golf es un espacio ordenado y silencioso en el que, además, algunas veces ocurren milagros inexplicables. Milagros menores, tal vez, pero en una vida miserable, un milagro menor aumenta su estatura.”

Por último, puede que no sea demasiado aventurado decir que, en esta historia, se percibe cierto acercamiento del autor con una literatura alejada de los moldes rioplatenses, más cercana quizás a la norteamericana, ya sea por la extensión o por el uso del lenguaje, aunque estas interpretaciones son posibles que nada le hacen a la validez de un relato que se sostiene muy bien por sí mismo.

Damián González Bertolino, como lo consigna la contratapa de la edición de Banda Oriental, nació en Punta de Este en 1980. Es docente de Literatura y ejerce en la ciudad de Maldonado. Ha colaborado con diversas revistas del Uruguay y anuncia la próxima edición de la novela El fondo por la editorial Amuleto.

martes, 13 de septiembre de 2011

Selva Casal, En este lugar maravilloso vive la tristeza y se hace poesía.



Editado por Estuario, en un libro de 57 páginas, Selva Casal encuentra y nos reencuentra con la poesía. Una sencilla, y a la vez ejemplar, muestra de talento creativo y manejo del lenguaje poético.

No buscar lo artificialmente elaborado sino la sencillez de lo natural como «cuando de madrugada me levanto a comer naranjas / y te convoco a ti solo a ti» (“Por no encontrar las llaves”), tal es uno de los fines que se logran en este libre, esto, y el de no dejarnos igual a como nos hallábamos al empezarlo.

Haber escuchado, la tarde noche del 12 de abril de 2011, la voz de Selva Casal reconstruyendo de memoria las delicadas piezas que son sus poemas, fue compartir un trago de la bebida de Odín. Leer sus versos es hallar los odres en los que se la guarda.

Poeta mayor, Casal, se regodea en lo maravilloso de la tristeza porque esta es la vida y «porque no sé lo que es morir y apenas lo sospecho» y porque «Todas las cosas que miro toman vida» (“Los últimos ángeles de la tarde” y “Todas las cosas que miro”). Es la poesía de Casal un vaso comunicante con la maravillosa sencillez de la vida abordada desde lo holístico, es decir, sin perder de vista las nubes que, «cuando el resto del cielo era azul», pudieran tomar formas demoníacas, al decir de Poe.

En palabras del poeta Jorge Arbeleche: «Selva puede hablar, y habla y dice del horror de la vida y del horror del amor y del horror de la muerte y del temor, sobre todo porque el miedo está siempre presente, y de la lucha agónica, pero el lugar es maravilloso y eso me parece uno de los aciertos fenomenales de este libro.»

En la solapa del libro podemos leer: Selva Casal nació en Montevideo en 1930. De su obra poética, destacamos: “Días sobre la tierra” (1960), “Poemas 65” (traducido al inglés y publicado en la Poetry Review de la Universidad de Tampa, 1966), “Nadie ninguna soy” (premiado en Argentina y Uruguay en 1983 y 1984), “El infierno es una casa azul” (Premio MEC, 1999), y el ensayo lírico documental “Mi padre Julio J. Casal” (1986). En 2010 la Fundación Lolita Ruibal le otorgó el Premio Morosoli de Poesía.

Por último, debe destacarse la edición exteriormente bella en su formato y presentación, con una ilustración de tapa de la propia autora. Pero es de rigor también reconocer que en más de una ocasión se descuida la ortografía, tales los casos más importantes como los de las páginas 20 y 23. Y quizás también pudiera haberse gastado una hoja más para que los poemas “Casi desconocida casi el viento” y “Los veo”, ya que no parece haber una estricta continuación entre estos, gozaran la independencia y la presencia en la página que tienen los demás poemas. Salvo que la propia autora haya solicitado esto, en tales casos, el capricho del autor es, quizás, más razonable.

CASAL, Selva. En este lugar maravilloso vive la tristeza. Estuario editora, Montevideo, 2011.

Nota publicada en http://www.elboulevard.com.uy/portal/archivo/383-selva-casal-en-este-lugar-maravilloso-vive-la-tristeza-y-se-hace-poesia.html