sábado, 10 de abril de 2010

Echar raíces

La silla tiene la forma del pescador que no ha vuelto a ocuparla. Sentada frente al Uruguay rojizo y blando siente la falta del hombre que no ha vuelto. Mira el Uruguay y ve los peces a la espera del hombre. Ve el agua impaciente por el aguijón de la plomada y la arteria que llevaba la certeza del mordisco hondo en la lombriz. La silla se mantiene firme en su agrietada paciencia frente al río Uruguay que espera al hombre que enlazaba la luna con el humo blanco del cigarro. El hombre pobre y pescador que no ha vuelto.

4 comentarios:

Talìa Race dijo...

Orale, me agradó aunque cortito es una gran textito.
Con mucha fuerza, un poco meláncolico, pero bueno.

Muchos Saludos

Juank dijo...

Gracias, un texto cortito amerita un comentario cortito, jaja.
Bueno, definitivamente te agradezco las palabas, significan, entre otras cosas, que aún hay alguien por ahí que me lee.
Un gusto y a sus órdenes.

Eneka dijo...

Me gusta mucho tu blog, el hombre toma la forma de la silla, a veces, y espera, inmóvil, aunque piense, que está en perpetuo movimiento.

Juank dijo...

Ella, nombre elusivo como pocos, y lejano.
Gracias por tu comentario, le has dado vida a un muerto.
Voy a darme una vuelta por el tuyo a ver qué encuentro.
Un saludo y otra vez gracias.