(Cadáver exquisito con Rafael Fernández)
Y regresar para ser otro
otro escombro, otra ceniza
volver para ser piedra, arcilla
mirar el espejo y ver cien rostros
el mismo número de puertos
angustiados en la amarillenta luz
de esta ciudad
llaves y candados en cópula
un semáforo siempre en verde
dándole paso a la noche
y la noche gritando adiós
a oscuras manos.
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