lunes, 19 de diciembre de 2011

Gustavo Espinosa, Las arañas de marte


Interesante, podría decirse de este libro, pero no en el sentido despectivo que muchos críticos utilizarían para referirse a una obra de la cual no podrían o no quisieran decir nada más. Sin embargo, de esta nueva apuesta narrativa de Espinosa se puede decir mucho.
El resumen de la contratapa advierte que Carlota podrida (Hum, 2009) no le hará sombra a esta novela. Por supuesto que no, porque compararlas sería un acto descuidado e inútil.
Si bien Espinosa se mantiene en su estilo (y vale aquí recordar la frase de Buffon: «el estilo es el hombre») el libro es otro, el propósito es otro. Carlota podrida parece ahora, visto en retrospectiva, una novela de provocación que, por supuesto, no se queda solo en esto; «revitalizante del campo literario uruguayo que parece inclinar, ya fastidiosamente, la balanza hacia el lado de la novela histórica.1», decíamos, a propósito de este libro. Las arañas de marte, sin embargo, delata un narrador que puede ser más sobrio, menos provocador en cuanto a lenguaje y metalenguaje, narrativa y metanarrativa, e incluso en cuanto a la historia elegida. Esta vez no hay secuestros absurdos o monólogos casi surrealistas, sino una historia, la historia de Quique en Treinta y tres alrededor de los años 70’. Ni más, ni menos.
Serio en sus planteos Espinosa lleva adelante un hilo narrativo que se desenvuelve con absoluta naturalidad, gracias a una prosa cuidada y sin estridencias. Es quizás en su estructura donde podremos encontrarnos más cerca de reconocer al narrador de la obra anterior. Espinosa alterna, sin previo aviso, a lo largo de la novela, versos apócrifos de Román Ríos, un trovero malogrado que, el protagonista reconstruye y reinvindica, en la historia que evoca para que otro escritor la transforme en una novela que deberemos imaginarnos. Un resumen, tal vez innecesario pero coherente dentro de la diégesis, de este procedimiento, se nos ofrece en la página 89 del libro: «Lo que francamente me parece complicado es lo del punto de vista que se te ha ocurrido. Si no me equivoco, se trata de fingir que tu voz es la mía: tu narración pasaría por ser un texto preliminar en el que alguien (yo, podría decirse) te cuenta cosas para que vos escribas una novela. No creo, como decís, que te hayas convertido en un haragán ni que en lo que te ha ido contando haya (así en bruto) literatura suficiente como para justificar que vos actúes solo como una especie de editor muy atrevido del material que te envío. Tampoco dudo de tu habilidad, pero me parece que este artificio, al contrario de lo que pretendés, generaría un efecto de distanciamiento respecto de lo que a esta altura me voy a tener que resignar a llamar personajes y peripecias.»

Libro complejo y de referencias múltiples, Las arañas de marte supone una visión de la dictadura militar uruguaya, una pintura regionalista y un diálogo con muchas obras de la literatura universal, desde Dante a Lenin, por ejemplo, así como también una historia de amor, una crítica a la religión y hasta al arte.
ESPINOSA, Gustavo. Las arañas de marte. HUM, Montevideo, 2011

[publicado en diario El Pueblo, de Salto, 5/02/12]

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