martes, 28 de diciembre de 2010

Entrevista a Jorge Pignataro, escritor salteño.



¿En qué medida condiciona al escritor estar radicado en Salto?

Lo que pasa es que yo nunca estuve radicado en otro lado, entonces se me hace muy difícil saber qué pasaría si hubiera hecho lo mismo que hice desde Salto, hasta hoy, pero viviendo en otro lado. Lo que se me ocurre es que quizás en otro lado, como en Montevideo, a esta altura, seguramente yo era nadie o era conocido entre muy poca gente. Y hoy en día, en la ciudad donde vivo, me conoce mucha gente porque es un pueblo chico, o un pueblo grande mejor dicho.

¿Sólo porque es un pueblo chico te conocen?

No sólo, pero eso ayuda. Es decir, yo creo que la gente lo conoce a uno dependiendo en gran medida de cómo es ese lugar. Si es un lugar como Montevideo, masificado, la gente iba a tardar más en conocerme. Y digo la gente en el sentido más amplio, la gente como público masivo. Y en Salto no pasa eso, uno saca un libro y no te conocen sólo unos poquitos, te conoce casi todo Salto, porque es un pueblo. Claro que digo que me conocen, no que me lean.

¿Te definís como poeta, como narrador o como escritor en general?

Yo me defino como escritor porque me gusta escribir de todo un poco, pero el género en el que me siento más cómodo es la lírica, la poesía, porque es el género donde me siento con más naturalidad escribiendo. Cada tema que me surge para escribir, cada problema o cada situación, yo le encuentro una resolución más fácil a través del verso que a través de la prosa.

¿Cómo podrías definir tu poesía o qué dirías acerca de tu poesía?

Es difícil, ¿no?. Yo creo que es una poesía que intenta un equilibrio, no sé si lo logra, pero intenta un equilibrio entre lo tradicional y lo rupturista. Hoy en día tenemos mucha tendencia rupturista y también gente muy conservadora. Me animo a decir que la gente que más se aferra a la línea conservadora, cae más fácilmente en los lugares comunes que la que busca ser rupturista. La poesía mía trata de buscar ese equilibrio. Capaz que lo tradicional en mi poesía está dado por los temas y por el lenguaje, un lenguaje que es bastante estándar, en el sentido de adecuado a todos los tiempos quizás, y lo rupturista podría estar en la forma del poema, más que nada en la puntuación y la sintaxis. Casi diría que se busca el equilibrio entre lo tradicional y lo vanguardista.

¿Sería rupturista escribir, por ejemplo, sonetos?

No y sí. Por un lado, creo que sería aferrarse a una línea que intenta lo tradicional. Pero a medida que pase el tiempo y cada vez la poesía se torne más rupturista, hacer un soneto sería también cada vez más rupturista con esa nueva tendencia. Hoy en día los poetas uruguayos sonetistas, buenos, son muy pocos, Jorge Meretta por ejemplo, es muy buen sonetista y no muchos más, quizás podemos nombrar alguno más pero no muchos. El soneto es un estilo superior de poesía, dificilísimo de lograr, sumamente valioso, y creo que el que intente hacer sonetos hoy debería tener un contenido de alguna manera rupturista para que tenga valor y para que aporte algo nuevo, ya que no lo va a aportar desde la forma.

¿Cuáles son los temas que más le interesan a Pignataro como materia poética?

En la poesía creo que no puedo hablar de temas desde la óptica de creador; después, cuando alguien estudie la poesía sí puede determinar temas. Yo creo que al momento de crear uno no puede determinar tanto los temas sino las situaciones que llevan a escribir. Cuando digo situaciones, digo cosas que uno vive todos los días, incluso objetos que de repente a uno se le da por observar, personas, gestos, actitudes que uno analiza de repente un día y eso lo pueden hacer escribir. Ahora, después que alguien estudia esa poesía, puede ser que diga: aquí el tema es el amor, aquí el dolor, aquí el tema es el lugar que uno ocupa en el mundo, o la angustia, es difícil determinar temas. Cuando me preguntan sobre los temas yo digo: hay temas sobre los que no escribo. De los que sí escribo creo que se pueden encontrar todos. No he logrado escribir, por ejemplo, sobre un tema que es muy habitual que se escriba en la poesía del siglo XX y en la poesía uruguaya de hoy se ve muchísimo que es algo así como la meta-poesía, o sea, escribir poesía sobre qué es poesía, que el poeta se cuestione en el poema qué es ser poeta y por qué es poeta y qué sentido tiene ser poeta, ese tema, por ejemplo, yo no me lo cuestiono, no lo trato, pero los demás temas creo que se pueden encontrar todos.

¿Cuáles son tus poetas preferidos?

Para reducir un poco el campo deberíamos decir que, a nivel universal, si uno lee la Divina Comedia no puede dejar de admirar a Dante, también algunos franceses como por ejemplo Baudelaire, Rimbau, el norteamericano Whitman, Kavafis. Me gusta mucho la poesía de algunos españoles como Salinas o García Lorca.
Si reducimos a lo latinoamericano, yo creo que tres que se nombran casi juntos, Neruda, Huidobro y Vallejo, esos tres creo que son fundamentales.
Y en el campo de lo uruguayo no puedo desconocer a los del novecientos, los leí muchísimo y me aportaron muchísimo: Delmira, María Eugenia y Herrera y Reissig. Puedo nombrar también a Líber Falco, por ejemplo, fue un poeta que yo en algún momento cuestioné mucho porque encontraba que Líber Falco no era original en su poesía, lo veía como demasiado sencillo y, sin embargo, después me di cuenta que los temas de Líber Falco eran muy profundos y lo valoro muchísimo porque de alguna manera me enseñó a hacer poesía. Y actualmente: Arbeleche, Benavides, Mario Mele, muy poco nombrado y que está en Paysandú, el salteño Leonardo Garet también.

Relación poesía y música

Bueno, la poesía es música. Es impensado separar eso desde el momento en que la poesía es concebida en su origen como algo que se acompaña con la lira, de ahí viene la palabra lírica. El texto poético tiene que tener como una característica la musicalidad, de ahí viene la relación principal. El texto poético tiene que tener ritmo, musicalidad y tienen que estar bien combinadas las palabras de manera que haya una armonía en los sonidos y la armonía de los sonidos es la música. Después, si se le pone música propiamente dicha, si se lo trasforma en canción, bueno, hay poemas que quizás favorecen más esa posibilidad que otros. Yo personalmente prefiero la poesía donde la musicalidad es notoria. Y cuando escucho una canción prefiero la que tiene una poesía notoria.


¿Cuáles son las posibles influencias que hayas tenido al iniciarte como poeta?

Yo leía bastante una colección de libros viejos que ahora ni recuerdo, algunos autores se me escapan, una colección de poetas colombianos que marcaron de cierta forma mi inicio, José Asunción Silva, por ejemplo, lo debo reconocer como uno de los autores que me encantaban de adolescente y ahí hay un ejemplo de lo que me preguntabas antes, de la musicalidad del texto. Después, más cercanos a nosotros en el tiempo y en el lugar, Idea Vilariño, yo la leí muchísimo porque también, a veces cuestionándola, trataba de encontrar qué era lo que tenía que a pesar de la sencillez la hacía buena, entonces ella marcó también un poco el comienzo. Después, ya como parte de un estudio más sistematizado, Rubén Darío o Antonio Machado, marcaron el inicio porque uno los leía para aprender cómo se hacía poesía. Y más adelante en el tiempo empecé a leer de forma desordenada, de todo un poco.

¿Qué creés que pasa actualmente con la poesía uruguaya?

Hace poco lo escuchaba a Gerardo Ciancio hablar de la poesía uruguaya hoy, y él decía que a pesar del mundo en que vivimos, donde parece que el marketing, el comercio, los precios son los que dominan todo, estamos viviendo una época de eclosión de la poesía, de arborescencia de la poesía uruguaya como quizás nunca se vio, entonces, en ese sentido, yo veo la poesía uruguaya como algo muy surtido, pero no lo veo como algo en que sea igual la cantidad a la calidad. Creo que en esa cantidad de poesía que se hace hay cosas que son realmente poesía, hay cosas que quieren ser poesía y hay cosas que definitivamente, por el bajo nivel, no llegan nunca a ser poesía aunque sus autores lo pretendan. Y a veces veo cierta teoría que quiere defender ese tipo de poesía y me parece que no puede justificarla. Se está haciendo mucho, algo bueno, algo más o menos bueno, y mucha cosa mala también. Por qué pasa eso es un problema muy grande. Quizás la falta de capacidad para jerarquizar las cosas, desde un maestro o profesor hasta un medio de comunicación donde a veces parece que todo es lo mismo, que todo tiene el mismo valor. El Uruguay mismo, o la ciudad de Salto donde yo vivo, se caracteriza por crear muchos mitos, de pronto en torno al nombre de un poeta se crea un mito y nunca nos cuestionamos por qué, y de repente el poeta no es bueno y lo queremos defender como bueno justamente porque es un mito y de repente hay otro que recién se está iniciando y es mucho más poeta que él. En síntesis, repito, se está haciendo muchísimo en Uruguay hoy, muy pocas cosas buenas.

¿Qué pregunta te gustaría que te hicieran?

A mí me gustaría que me preguntaran si me gusta ser poeta.

Ahora, parafraseando a un narrador de Campodónico, “me te” respondés.

Sí, me encanta. Cuando logro hacer un texto que me convenza soy feliz, porque me gusta sentirme creador de literatura. A mí me gusta que me pregunten eso, ¿te gusta ser escritor?, y sí, me encanta. Y tengo una posición contraria a los que dicen que escriben con todo su sufrimiento, es decir, yo también sufro mucho como todo el mundo y seguramente parte de mi dolor se ve en la poesía, o influye en la poesía, pero cuando hago un poema me siento feliz.

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