martes, 28 de diciembre de 2010

Entrevista a: Gerardo Ferreira, un poeta trasandino.


Gerardo Ferreira, escritor uruguayo, nació en 1981 en Canelones. Ha publicado cuentos y poemas en revistas de la capital y el interior de nuestro país. Recientemente fue primer premio en el V concurso para jóvenes poetas, organizado por la filial JAI DE B’NAI B’RITH. La obtención en 2008, con el poemario “algarrobo”, del primer premio en poesía del concurso organizado por la Municipalidad de San José (Uruguay) y la fundación Pablo Neruda (Chile), le significó la publicación de su primer libro individual Imagina el desierto, presentado el pasado jueves 29 de octubre en la Sala José Pedro Varela, de la Biblioteca Nacional.



1- ¿Podés contarnos algo acerca de tu pasaje por Chile?

1- Una experiencia inolvidable, como todo viaje. Pero a diferencia de cualquier otro viaje, este involucró a la poesía. Recuerdo más que nada el entusiasmo, la amistad, sentir el germen que da paso a nuevas visiones, por ejemplo, la de ver hoy publicado mi primer libro.

2- ¿Cuáles fueron tus primeras publicaciones?

2- En 2004 gané una mención por un poemario que se llamaba “Péndulo en la nada” y esa fue la primera publicación. Luego en 2005 nos juntamos con algunos poetas y sacamos una revista literaria: “Crima”, y allí publiqué poemas. Por supuesto que no pasó del número uno, como toda buena revista literaria.

3- ¿Qué significa para Ferreira el primer libro individual?

3- Bueno, primero orgullo, porque no es fácil que te den mucha bolilla para un primer libro y menos de poesía. Y luego satisfacción, la de cerrar un gran ciclo, la de coronar con algunas páginas un montón de sueños.

4- ¿Qué puede encontrar el lector en Imagina el desierto?

4- Espero que sitios para beber, porque sólo se piensa en el desierto cuando hay verdadera sed.


5- ¿Cómo definirías tu poesía?

5- Cualquier aproximación que diga no lo sería, así que prefiero la ausencia de definición. Hay cosas que es mejor no saberlas, ¿no?

6- ¿Qué sigue?

6- Ojalá lo supiera (risas) Por lo pronto seguir escribiendo, seguir pensando no solo en la poesía sino en las Letras, y desde allí salir adelante o al menos intentarlo. Eso, intentarlo, en estos tiempos, es bastante.


Poemas.

III

Si digo “potabilidad”
todo conduce al agua, a pensarla
a pensar en el sano proceso que la convierte en este día limpio
quiero probar la potabilidad no el agua
quiero potar, hacer buches y gárgaras
beber es una suma de confianzas
debo creer en un vaso con agua
-tallada a mano la sed tiene forma de cuenco-
comienzo a potar y nada pasa
sigo aquí, no hubo cicuta, no he caído bajo un charco de veneno
entonces creo ya en aguamaniles y palanganas
creo ya en bebederos, en los parques y plazas que surgen de ese chorro oblicuo
perpendicular a mi ansiedad, bebo
inclino la cabeza y bebo, me estoy purificando pienso, no me contamino
entonces creo ya en grifos y en duchas, en su efímera explosión de júbilo
en su eyaculación precoz y solidaria, bebo
me sumerjo en fuentes y manantiales, hago la plancha y pienso
en los largos acueductos del emperador Claudio y ahora sí
me convenzo, quiero beber
quiero beberme al caer la noche.



permanencia

bajo la lluvia encendí un fósforo
y ni una gota interrumpía su pelaje de antorcha


confieso que por muchos días busqué
sobre esta misma hoja
la manera más mojada de decirlo.



solo el alma sabe

subir la escalera
como yendo a ningún sitio
amortiguado en el cemento que levita
debajo de ti y de mí
subirla, como si fuese un deseo

mirar atrás y ver
las manos suaves del pasado,
mirar atrás como solo el alma sabe
como si de ello dependiese vivir
lograr cosas, prometer felicidad y debatirse
entre escalones de sueños
entre cajones de piedra

pararme descalzo en su blanco centro
respirar y seguir
caminando en la ceniza oscura
como si fuese montaña
como si yendo a ese grave sitio me purificase
cansado de la luz que rebota en el corazón de un prisma:
amar y dejarse
como si vagase el tiempo encima de cada peldaño
como si de ello dependiese esta enfermedad de plantas
llenarse los pies con el suelo
y contra la muerte subir
siempre subir.

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